Entre la crisis y las urnas, los Juegos Bonaerenses

Se llevaron a cabo en Mar del Plata las finales de la 28va edición de los Juegos Bonaerenses, organizados desde hace un tiempo por el Ministerio de Desarrollo Social. A diferencia de otros años, esta vez no hubo quejas de la oposición. Y claro, menos del oficialismo. Es que la competencia cayó justo entre las primarias y las generales, que definen cambio o continuidad, que definen si la actual gestión sigue hasta 2023 o concluye el 10 de diciembre.  
Más allá de las dificultades económicas y financieras por las que atraviesan decenas de municipios, los jefes comunales, sin chistar, pusieron la mejor de las ondas de cara a la final del evento y se esforzaron de manera especial para que ni uno solo de los chicos (un tiempo antes, los abuelos) se quedara sin la posibilidad de ir a La Feliz a disfrutar de cuatro días a puro deporte y diversión.

Claro está, a gran parte del electorado, a los padres de los cientos de pibes que se esforzaron en las etapas locales y regionales en busca de la final, no les iba a caer nada bien que el intendente, el secretario de Deportes o el de Cul-tura anuncien una eventual imposibilidad de costear el viaje y/o la estadía. Nada de eso sucedió. Por el contrario, los jefes comunales posaron sonrientes con los participantes; unos a la ida, otros a la vuelta, y alguno, también en Mardel.

“Nos enteramos por una circular de los montos que cubre la Provincia. El año pasado, el hotel lo pagamos a razón de 1.000 pesos por chico por día, y este año nos reconocen casi la misma cifra, sin contemplar la inflación. Lo que nos gira Desarrollo no cubre ni el 50 por ciento del costo de este año”, dice a La Tecla un alcalde peronista del interior, que en esta oportunidad prefirió no ser nombrado. 

En tanto, otro jefe comunal justicialista, también de tierra adentro, a pura queja, comentó que “cada distrito busca sus hoteles y micros. Hasta el año pasado, un día antes de viajar teníamos el dinero depositado. Este año, recién dos o tres días antes nos pagaron lo que nos costó la etapa regional”. Añadió que “mandamos una delegación de 198 personas y el costo de hotel es de 1.400.000 pesos, mientras que para el transporte nos aportan 60 pesos por kilómetro para combustible”. 

Más allá de los números y las protestas en voz baja, aunque no fueron pocos los que las pusieron en dudas, se realizaron nomás las finales de los Juegos Bonaerenses, que, tal como señaló el ministro de Desarrollo Social, Santiago López Medrano, “nuevamente se convirtieron en una fiesta del deporte y la cultura para toda la Provincia”, que, “además de promover prácticas saludables, permiten incorporar valores y compartir experiencias entre todos los bonaerenses”. 


Los Juegos Bonaerenses en cifras: apoyo oficial y nuevos desafíos

Más de mil personas trabajaron en las finales, entre personal médico, SAME, Cultura y equipos de trabajo de cada deporte, además de participantes de Envión y de varias dependencias de instituciones relacionadas con la prevención de adicciones.
En cuanto a las inscripciones, en 2017 fueron 275.000; en 2018, unas 303.500; y subieron hasta 345.000 en 2019.

Los finalistas pasaron de 25.000 en 2017 y 2018 a 22.000 este año, contra los 11.000 de 2016. La Provincia envió, para escenarios deportivos y federaciones de la ciudad de Mar del Plata, unos 135,7 millones de pesos en 2017. En 2018, la suma ascendió a 149,5 millones; y este año llegó a 184,3 millones.

Esta edición de los Juegos Bonaerenses incluyó, por primera vez, Robótica y Programación como disciplina. Los equipos compitieron con un único robot cada uno, siendo los más destacados “Mark IV”, de la Técnica 5 de Lomas de Zamora; “Tita”, de la Técnica 1 de Navarro, y “Club de Robótica 4E”, de la Técnica 2 de Azul. También se realizó por primera vez un partido de fútbol para chicos con síndrome de Down, además de charlas y capacitaciones con deportistas de élite.