Argentina
Jueves, 28 marzo 2024
SANTAS ELECCIONES
2 de agosto de 2019

Benditos votos: las iglesias buscan imponer su creciente peso en la disputa electoral

Con dispar presencia en las listas, diferentes sectores religiosos tendrán un rol inusitadamente decisivo. Se calcula que cerca del 20% de los votantes en la Provincia son evangelistas. La figura de Bergoglio y el “factor aborto”.

Benditos votos: las iglesias buscan imponer su creciente peso en la disputa electoral - La Tecla
Benditos votos: las iglesias buscan imponer su creciente peso en la disputa electoral - La Tecla
Benditos votos: las iglesias buscan imponer su creciente peso en la disputa electoral - La Tecla

 

Con las elecciones a la vuelta de la esquina, diversos sectores religiosos aparecen jugando el partido y no viéndolo desde la tribuna, como solían hacer tiempo atrás.

Es que el peso de las cuestiones de la fe en la política se han ido agigantando, a la luz, por ejemplo, de nuevos debates como el de la legalización del aborto o la educación sexual en los colegios de nuestro país.

En ese marco, la Iglesia Católica aparece con mensajes contemporizadores, por un lado, aunque a un lado y otro se intente captar la voluntad de los creyentes. Mientras algunas de sus principales figuras mantienen fluidos contactos con el oficialismo, desde Juntos por el Cambio observan con gesto adusto algunos gestos del mismísimo Francisco, el Papa de Roma, a quien defienden en público y castigan en privado.

Desde algunos sectores del macrismo, especialmente, aseguran que Bergoglio ha tenido gestos de pocos amigos con el presidente Macri (recuerdan una foto en el Vaticano, donde el Pontífice no aparecía con rostro feliz, en contraposición con las risas exteriorizadas ante alguna visita de Cristina Fernández o algunos de sus exfunacionarios), además de cuestionarle que no haya visitado nuestro país durante la gestión del expresidente de Boca. O los rosarios enviados a controvertidos personajes del kirchnerismo.

Ambos lados de la grieta han utilizado al Papa como arma arrojadiza. El kirchnerismo, que ninguneó a Francisco en su paso por el arzobispado capitalino (recordemos que CFK no asistió a ninguno de los Tedeums oficiados por el actual Santo Padre), peregrinó hacia El Vaticano buscando gestos de apoyo. El macrismo, por su parte, pasó de la cuasi adoración a la crítica sin piedad, cada vez que Bergoglio levantó la voz contra las políticas neoliberales encarnadas por gobiernos del tinte ideológico del que hace gala el argentino.

A pesar de que algunos sectores se manifiestan belicosos contra las políticas oficiales (los curas villeros y algunos miembros de la Pastoral Social, como Jorge Lugones –obispo de Lomas de Zamora y titular del órgano católico-, especialmente), bien es cierto que mantienen una estrecha relación con varios de los principales dirigentes del oficialismo.

La propia gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; el jefe de Gabinete provincial, Federico Salvai ; el secretario General de la Gobernación, Fabián Perechodnik o la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Carolina Stanley, suelen ser habituales contertulios de las máximas autoridades eclesiásticas del país.


La gobernadora Vidal junto al Papa Francisco.

No sólo coinciden en una visión de la familia o la vida social, sino que apuntalan, desde Cáritas o desde las parroquias barriales, la tarea de contención ante la acuciante crisis económica que atraviesan sectores postergados, especialmente en el Conurbano de la Provincia.

Con un caudal estimado en los 9 millones de fieles, las iglesias evangélicas y su militancia “celeste” se han transformado en un factor de poder al que los partidos miran con atención. Y preocupación.

Es que, a partir del OK de Macri para habilitar la discusión de la ley de interrupción legal del embarazo, algunos sectores evangélicos decidieron pasar a la acción, marcando una línea divisoria entre los diferentes grupos. Algunos mantienen su prescindencia de la política, mientras que otros decidieron meter los pies en el barro y lanzarse a la conquista de bancas legislativas para defender sus intereses. Entre otros movimientos, lanzaron el Partido Celeste, con representación nacional, y el sello Unidos Podemos en varias provincias, como la de Buenos Aires.

La penetración de los grupos evangélicos en nuestro país se viene produciendo de manera constantes desde hace unos cuantos años, nucleados en organizaciones como ACIERA (metodistas), FAIE (Federación Argentina de Iglesias Evangélicas) o UAD (Unión de Asambleas de Dios), entre otras.

Así, su dimensión electoral les permitió ubicar a hombres y mujeres en las listas, como es el caso de Gabriel Mraida, asesor de la Ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, entre los candidatos a diputados nacionales de Juntos por el Cambio en la provincia de Buenos Aires.

Otro caso paradigmático es la presencia de Guillermo Álvarez, reconocido Provida, como precandidato a intendente por el Frente Patriota, referenciado en el ultraderechista Alejandro Biondini.

 Los diferentes movimientos evangélicos tienen un gran trabajo social en el territorio y una enorme presencia en los barrios humildes del GBA, llegando adonde muchas veces el gobierno y los partidos no llegan. No solo se trata de religión.

Gustavo Legname, director de Cultos de Hurlingham y creador del Frente Justicialista Cristiano, aseguró días atrás a La Tecla que el año pasado, con el tema de la ley de despenalización del aborto, hubo un despertar de participación política de las iglesias.

El funcionario del distrito que conduce el jefe comunal peronista Juan Zabaleta, asiduo concurrente a iglesias evangélicas, estimó que quienes profesan esa fe “son un 12% del padrón nacional, pero en la Provincia, según estimamos, subiría hasta el 20 por ciento”. En territorio bonaerense están habilitados para votar más de 12 millones de ciudadanos, con lo que el peso del voto evangélico es vital.


Gustavo Legname junto al titular del PJ Nacional, José Luis Gioja.

“Sólo en La Matanza hay 2.000 iglesias evangélicas, y otras 1.500 entre Hurlingham, Ituzaingó  y Malvinas Argentinas”, ejemplificó Legname, añadiendo que el de los Pentecostales es el mayoritario y más activo, conviviendo con los bautistas y otras vertientes.

La lista de iglesias es interminable, como Camino de Vida, a la que pertenece Gabriel Ciulla, flamante subsecretario de Culto del distrito conducido por Verónica Magario (candidata a vicegobernadora), la Iglesia Cristo la Única Esperanza y otras tantas de menor representatividad.

Muchos de sus fieles confiaron su voto a Cambiemos en 2015, una situación que amenaza con revertirse este año, luego de que Mauricio Macri habilitase el debate sobre la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Dónde irán esos votos es un misterio, aunque los que conocen la interna evangélica sostienen que una parte pequeña irá al peronismo, y mayoritariamente a candidatos de la derecha como José Luis Espert o Juan José Gómez Centurión, de NOS.

En el resto del país se registran crecimientos electorales como el de Amalia Granata en Santa Fe, con Unite por la Familia y la Vida”, mientras se tejen alianzas de partidos y movimientos próvida. Incluso pronunciamientos antiabortistas de partidos aparentemente “neutrales”, como el Partido Autonomista Nacional, que postula a la presidencia al veterano exgobernador correntino, José Antonio Romero Feris.

Otros sectores también se manifiestan providas, como Valores para mi País, de la diputada Cynthia Hotton –candidata a vicepresidenta de Gómez Centurión- o Salta Somos Todos, del excéntrico diputado salteño Alfredo Olmedo.

También las confesiones adventistas lograron visibilidad, imponiendo a María Asunción Macaione como candidata a gobernadora bonaerense por el Movimiento de Organización Democrática (MODE).

Un párrafo aparte merecen las confesiones musulmana y judía, que evitan, por el momento, involucrarse institucionalmente en la contienda electoral, más allá de la participación individual de algunos de sus miembros.

Sin embargo, las derivaciones judiciales de los atentados a la AMIA y la embajada de Israel parecieron abrir una grieta en la comunidad israelita argentina, que se manifiesta en cada aniversario de la voladura de la mutual judía. Cada año, la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) endurece su crítica al kirchnerismo por el acuerdo con Irán, mientras que un sector de familiares de víctimas, nucleadas en el colectivo Memoria Histórica, aparecen con posturas más contestarías al gobierno de Mauricio Macri.

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