La provincia de Buenos Aires tiene los ojos puestos sobre General Pueyrredón (Mar del Plata - Batán), y no los quita de allí por nada. No desde ahora, sino prácticamente desde que empezó la gestión, en 2015. La mirada cae con mayor recelo que en otras comunas del territorio bonaerense, sobre todo que en otros distritos del mismo color político. Claro está, el comienzo de la gestión de Carlos Arroyo no fue de la mejor manera. La herencia recibida del exintendente Gustavo Pulti, actualmente procesado por malversación de fondos, dejó una comuna un tanto complicada para el manejo, sobre todo económico y financiero. Por ello, los primeros meses del mandato de Cambiemos bajo la figura del vecinalista Arroyo fueron con varias piedras en el camino, y algunos pedidos de rescate económico a Allí comenzaron las rispideces con la gestión bonaerense. Tal como informó No obstante, ése fue el punto con el que el gobierno de Vidal comenzó a buscar la oportunidad de un cambio interno en la comuna y mover los jugadores. En otras palabras, adoptar una alternativa propia a la posible reelección de Arroyo en 2019. Por ello, primero, para las intermedias 2017, se puso a Vilma Baragiola, con una colorida participación política, y hasta llegó a estar cerca de Gabriel Mariotto, cuando éste era vicegobernador. Claro, Vilma era la antítesis radical del intendente y su candidatura no caía del todo bien en el alcalde. A pesar de ello, la acompañó. Pero no fue una solución. La mujer ganó la elección, pero perdió miles de votos respecto de 2015, además de mostrar la propia hilacha. Así, a fines de 2017 se realizó la última movida desde el Ejecutivo provincial. El excandidato a intendente de San Isidro y actual diputado nacional, Guillermo Montenegro, nacido en el terruño marplatense, podría ser la alternativa. En ese marco comenzó a llegar cada vez más seguido a la comuna de Siempre cerca de anuncios en políticas de seguridad, Montenegro estuvo para ganar terreno en las fotos. El resultado no fue el esperado: Además cuenta con la negativa de Elisa Carrió, quien ya lo relacionó con Aníbal Fernández; por ello acabó en la embajada argentina en Uruguay, hasta que Vidal lo rescató. Pero no es todo. Como no hay dos sin tres, la línea juvenil del radicalismo guarda una carta bajo la manga. Se trata del diputado bonaerense Maximiliano Abad, quien comenzó a estrechar lazos con el PRO, principalmente con el titular de la cámara, Manuel Mosca, quien le otorgó la negociación de las comisiones con los otros bloques y se complicó más de lo esperado por todos. Incluso hasta en la oposición aseguran -con tono jocoso- que Abad “es el próximo intendente de Mar del Plata”. No obstante, su nombre no aparece entre las opciones que sí lidera Montenegro. Así, tres dirigentes quieren calzarse el traje de Arroyo, quien ya anunció que “no aceptará virreyes” en su terruño. Igualmente, desde su entorno les bajan el tono a los animados candidatos para derrocar al alcalde, y cuestionan: “¿Quién no sueña con ser intendente de Mar del Plata?” |