"Si la metodología en el funcionamiento de la cámara va a seguir siendo la de ingresar los proyectos como una especie de avioncito por la ventana, voy a pedir mayoría agravada. Si María Eugenia Vidal quiere seguir así, va a tener que cerrar la Legislatura", se quejaba con euforia la titular de la bancada de Unidad Ciudadana en el Senado, María Teresa García.
Se acababa 2017 y desde el Ejecutivo ingresaron a la legislatura con suma prisa un buen número de proyecto de ley, los cuales fueron aprobados en Diputados y en Senadores con igual o más prisa; entre ellos la reforma a la caja del Bapro que elevó a 65 años la edad jubilatoria. Así como se quejó García, lo hicieron varios de sus pares opositores.
Sin embargo, el desconcierto fue tal que también hubo reclamos por parte de los propios, especialmente los radicales. Eso sí, los mismos fueron hacia adentro y le apuntaron al presidente de la Cámara alta, Daniel Salvador. Fue en la cara, después de las sesiones y también hubo reiteraciones en la previa del encuentro con la mandataria.
"Fueron varios los senadores y diputados que levantaron la mano sin siquiera saber lo que se estaba tratando, estaría bueno que no vuelva a pasar", contó ante La Tecla el asesor de prensa de una de las voluntades que dio el si casi a ciegas.
Y agregó que el malestar le fue transmitido al presidente del bloque en Diputados, Maximiliano Abad; al titular del bloque de Senadores, Roberto Costa y principalmente al mencionado Salvador, quien cada vez que puede dice que es parte del Ejecutivo”.
Por supuesto, más allá de los cuestionamientos, la idea es que no se entere Vidal ni ninguna de sus principales espadas. Como es sabido, en este nueva etapa, en este año no electoral, el radicalismo hará pedidos y no reclamos, con respeto, a sabiendas que el poder lo tiene la dama. |