A pesar de que la iniciativa para declarar la Emergencia Educativa no pudo ser tratada en el Congreso de la Nación, el reclamo va ganando, poco a poco, en varios municipios de la Provincia, en los que miles de chicos aún no tienen clases por las graves fallas estructurales en sus escuelas.
Con especial énfasis en el Conurbano, el de General Rodríguez, comandado por el macrista Darío Kubar, fue el que inició el camino, mucho antes de que ocurriera la trágica explosión en un colegio de Moreno, que dejara como saldo dos muertos.
Le siguieron varios más con problemáticas no tan distintas, como el distrito de Moreno, territorio del peronista Walter Festa, que se vio conmocionado por el estallido en una instalación de gas, que causó la muerte de la vicedirectora de la escuela 49, Sandra Calamano, y del auxiliar Rubén Rodríguez.
Algo similiar ocurrió en otro municipio gobernado por el PJ, Merlo, donde el jefe comunal Gustavo Menéndez firmó un decreto que habilita la Emergencia Edilicia y de Infraestructura Escolar, agilizando así el otorgamiento de un subsidio de 3 millones de pesos al Consejo Escolar para restablecer el funcionamiento de varios centros educativos.
Días después, otro distrito justicialista era alcanzado por esta ola: Ituzaingó, que a la Educativa sumó la Emergencia Social, Económica y Alimentaria, con más de medio centenar de colegios que siguen sin dictar clases.
Así, unos 15 distritos se sumaron a esta avanzada, incluyendo a Florencio Varela, Escobar, Malvinas Argentinas, Tigre, La Matanza, Lomas de Zamora, San Martín o Esteban Echeverría.
Un caso particular lo consituye Morón, donde gobierna Ramiro Tagliaferro (Cambiemos), que pudo bloquear un proyecto en el deliberativo impulsado por el bloque de Unidad Ciudadana y acompañado por el resto de bancadas opositoras.
Luego de empatar en doce manos alzadas por cada bando, el voto negativo de la presidenta del cuerpo, Analía Zapulla, echó por tierra el intento del kirchnerismo moronense.
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