La economía es la espada de Damocles que pende sobre el gobierno nacional de Mauricio Macri. Desde hace varios meses ya, el país ingresó en una crisis y cada movida, pergeñada por el súper ministro (Hacienda) Nicolás Dujovne, no logra apaciguar las aguas. Al contrario, obtiene más turbulencias de las esperadas y el escenario se vuelve cada vez más hostil. Así, bastante atrás quedaron los días de histeria colectiva por el crecimiento del dólar a niveles impensados como el “techo” de 25 pesos. La crisis se profundizó, el alza en la tasa de Lebacs ayudó a que cada liquidación de las letras, la divisa extranjera incremente su valor y en los últimos días pasó otro “techo” para superar los 30 pesos. Todo enmarcado en la primera visita del Fondo Monetario Internacional desde el regreso a las relaciones, justamente para buscar un salvavidas a la fragilidad financiera. Incluso, en los últimos días el informe Bloomberg ubicó a Argentina como el segundo país emergente con la economía más frágil, sólo superado por Turquía y su crisis internacional. Asimismo, el incremento del costo de vida en los últimos meses, con inflaciones superiores a 3 por ciento en cada período, marca un escenario social endeble. Claro está, los varios incrementos en los alimentos, en las tarifas de servicios, en el transporte público y en el combustible, hicieron mella para llegar a una inflación que roza los 20 puntos en los primeros siete meses del año (19,6 por ciento). De esa manera, la proyección anual alcanza el 31,2 por ciento y se ubica a escasas décimas del acuerdo rubricado con el FMI. El mismo, proyectaba un incremento inflacionario de 32 puntos porcentuales para el año e internamente, desde el Gobierno creen poco factible con cumplir con lo firmado. En ese sentido, desde las filas opositoras a la gestión nacional consideran que los valores pueden andar cerca de los 40 puntos. Así lo sentenció el economista Agustín D´Atellis, que en declaraciones radiales sostuvo que “vamos a tener una inflación entre el 35 por ciento y el 37 por ciento, pero si persiste la tendencia puede ser del 40 por ciento e incluso más”. Y sentenció: “En la primera medición del FMI sobre la situación, el Gobierno ya va a tener que pedir un "waiver", es decir, un perdón por no cumplir los requisitos del préstamo”. Con la crisis financiera cada vez más profunda y con nulas políticas que resuelvan la situación, la conflictividad social pasa al primer plano. Tanto para Cambiemos como para la oposición. Desde La preocupación no se encuentra solamente en el Gobierno, sino que la oposición da cuenta de la crisis y toma nota. En ese marco, Julio Zamora, en conversación con El Cronista, subrayó que “no hay un liderazgo que pueda encauzar ese descontento, esa bronca y desánimo que vemos en la calle, y la verdad que en este proceso, es importante que alguien lo contenga. Estoy preocupado por la situación”. Así, la aparentemente irremediable financiera que se profundiza día a día, más la problemática social, se ubican como principales preocupaciones para la política. |