Argentina
Sábado, 4 mayo 2024
SEBASTIAN ABELLA
6 de agosto de 2018

"Todos los días tengo que rendir examen"

El jefe comunal de Campana reconoce la compleja situación que atraviesa Cambiemos, pero se muestra confiado hacia 2019. El día a día de la gestión y su pasión por los autos

“¿Cómo viste Campana?”, fue la primera del intendente Sebastián Abella apenas empezó la charla con La Tecla. En su despacho de la Municipalidad se destaca su pasión por el automovilismo. Es que antes de asumir al frente del distrito, Abella dedicó sus días a correr en TC Pista. Ahora está abocado de lleno a la gestión, aunque no dejó de lado las carreras por completo. Cada tanto, cuando puede, toma el volante y vuelve a sentir la adrenalina que despierta la velocidad. Para él, el mundo de la política es algo nuevo, y entiende que un solo mandato no alcanza para transformar la realidad de los vecinos. Por eso ya se anota para renovar en 2019, aunque reconoce que la situación está difícil.

-¿Cómo ve la situación actual del Gobierno en el medio de esta “tormenta”? 
-Estamos pasando por un momento complicado, pero tiene que ver con las políticas que el Gobierno nacional le quiere dar al país, para que deje de ser deficitario y empiece a generar empleo genuino, achicando el gasto público. Un gasto público que durante doce años subsidió cualquier cosa que pasara cerca. Eso generó un déficit que, mes a mes, los argentinos pagamos. Desactivar ese déficit es el gran desafío que ha tenido Cambiemos en el día a día. No es fácil.

-¿Le ha pasado en el Municipio?
-Sí, cuando apenas asumimos. La gestión municipal pasada firmó un convenio con el sindicato de estatales, Fesimubo, y subió el básico el ciento por ciento de diciembre a enero. No participé del acuerdo y, encima, lo hicieron después de que había ganado las elecciones. Entonces, de un mes a otro dupliqué el gasto en masa salarial, sin corrimiento de tasas. Eso me generó un bache fiscal, del que tardé seis meses en recuperarme. Me dejaron una bomba.

-¿Considera que fue hecho a propósito?
-Por supuesto. Si votás en el Concejo Deliberante adherir a la nueva ley 14.656 y cerrás un convenio para ponerlo en marcha el 1 de enero de 2016, cualquiera se da cuenta de que tiene una mala predisposición. El mismo sindicato podría haber dicho: “Espere, señora, intendenta, usted perdió, vamos a hablar con el nuevo intendente”.

-Cualquier sindicato al que le ofrezcan aumentar ciento por ciento los sueldos, dudo que diga algo…
-Está claro, pero esas cosas le hacen mal al sistema democrático. Si dentro de un año y medio no soy reelecto, no me voy a sentar con el sindicato a decir: “Señores, armen un convenio que se los firmo”, para que el que venga después tenga una bomba. Voy a seguir viviendo en Campana, y quiero que mi familia viva acá. No tiene que ver con dejar una bomba, sino con seguir manejando la ciudad. No es mi forma de ver las cosas. Por eso, para mí, el gran nudo para de-satar de Cambiemos es salir de los subsidios.

-¿No cree que hubiese sido mejor hacer una quita gradual de los subsidios de las tarifas, que fue lo que más golpeó al bolsillo de la gente?
-Seguramente, pero no estoy en la mesa donde se discuten esas cosas. Capaz que lo que estás planteando se planteó y se entendió que no era el momento. O sí. Al haber una inflación, y no aumentar los subsidios, es una manera de achicarlos. Quizás los subsidios que se desactivaron, si lo vemos a diez años, lo vemos bien, y hoy, a dos años y medio, no lo vemos bien. Muchas veces, para juzgar, hay que esperar que pase el tiempo. Pero los tiempos de la política y de la gente son otros.

-Los intendentes, sobre todo de ciudades pequeñas, son los que tienen que dar la cara, muchas veces por cuestiones de las que no son responsables. ¿Le pasó con respecto al contexto económico?
-En general, el vecino no te plantea ese problema, porque entiende que no es responsabilidad del intendente. Lo que sí plantea son cuestiones cotidianas, desde la salud municipal hasta la seguridad y, obviamente, el mantenimiento. Cuando te acercás a lugares más vulnerables, por supuesto, se su-man cuestiones sociales. Ese es el abanico que el intendente ata-ca todos los días. En esas cuatro direcciones, el vecino hace el 90 por ciento de los planteos. Son áreas muy sensibles, de las que personalmente es-toy atrás, viendo la evolución. Al final del día, el vecino sólo quiere vivir bien, llegar a fin de mes y tener una ciudad lo más prolija posible.

-¿Cambiemos va a poder reelegir?
-Está complejo. Todos los días hay que rendir examen. Si te sacás 1 seguido, seguro que no; pero si en los próximos meses te sacás 9 y 10, pasás de año. Todos los días me levanto y rindo examen. Creo que el Gobierno nacional y el provincial, también. La gente, en 2015, votó a Cambiemos para, realmente, dejar atrás una etapa del kirchnerismo, y creo que no quiere volver. No sé si están ciento por ciento contentos con lo que hicimos, pero tenemos un año y medio para seguir trabajando y mejorar lo que hicimos mal, y perfeccionar lo que hicimos bien. Estoy seguro de que el vecino no quiere volver atrás. 
-En cuanto a lo personal, ¿hay alguna otra aspiración política, más allá de la intendencia?
-No, soy un soldado de la Gobernadora y el Presidente. Donde ellos me digan que tengo que estar, estaré. Lo tengo clarísimo. 

-¿La idea es renovar el mandato el año que viene?
-Donde me diga la Gobernadora que tengo que estar, estaré.

-¿Qué es más complejo: manejar un auto de TC Pista o conducir un municipio?
-Un municipio (risas). No, son dos cosas distintas. Uno va a correr porque lo hace por placer; lo de la intendencia, también lo hago por placer, pero con una responsabilidad distinta. Si rompo el auto, es mi plata. Es un hobbie que comparto con las cinco personas que me rodean. Acá, cada decisión que tomo, para bien o para mal, repercute en la vida de los vecinos. 
 

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