Argentina
Martes, 16 abril 2024
ENTREVISTA
28 de octubre de 2016

Marcelo López Mesa, nuevo Asesor General de Gobierno: "Habría que buscar leyes más duras"

A días de asumir, su nombre suena como el reemplazante de Hitters en la Suprema Corte. El flamante funcionario de Vidal viene del Poder Judicial, y por eso se anima a proponer cambios en la Justicia. Pide eficiencia y celeridad. Lo mismo quiere para la Asesoría. Habla de política, de fútbol y hasta de cocina. Mano a mano con La Tecla.

Marcelo López Mesa, nuevo Asesor General de Gobierno:

Tras jurar como nuevo Asesor General de Gobierno, el doctor Marcelo López Mesa se dirigió a la Asesoría, acomodó su despacho y puso manos a la obra. Al otro día, ya con los muebles, cuadros, diplomas y portarretratos en su correspondiente lugar, recibió a La Tecla y habló de todo un poco.

Como hombre del Poder Judicial no se amilana a la hora de proponer cambios en la Justicia y se anima a resaltar que “hacen falta leyes más duras”. En lo que respecta a su flamante labor, destaca que apunta a una gestión “eficiente y rápida”, ya que así se lo pidió la gobernadora Vidal.

-¿Por qué es el nuevo Asesor General de Gobierno?

-Supongo que porque logré obtener la confianza de la Gobernadora.

-¿Ya tenía trato, la conocía?

-La verdad es que no. El doctor Julio Conte Grand (secretario de Legal y Técnica) me recomendó, me presentó a la mandataria. Tuvimos una charla muy fructífera, hablamos de los problemas de la Provincia, le dije en qué cuestiones podía aportar; y a partir de eso me ofreció el cargo. Para mí es un gran honor.

-¿Qué le pidió Vidal?

-Que haga lo que tenga que hacer para controlar los expedientes pero sin entorpecer la gestión. Me dijo que había que acelerar los trámites, porque la Provincia necesitaba celeridad, necesitaba ponerse en marcha. Hizo hincapié en que actualice la estructura y que mejore lo que haya que mejorar para que el control de la actividad administrativa, que es importante, no sea un obstáculo para el trámite.

-En su asunción dijo que apuntaba a una gestión “eficiente y rápida”.

-Exactamente. Hay que establecer un equilibrio entre la necesaria verificación del cumplimiento de los requisitos con la rapidez que requieren las circunstancias actuales.

-Mucha velocidad a veces hace que las cosas salgan no del todo bien...

-Por eso digo que tiene que haber un equilibrio. Si vamos demasiado rápido y omitimos la verificación de los requisitos, puede haber algún inconveniente más grave a futuro. Pero tampoco podemos parar el trámite. Hay una frase muy interesante de un gran paladín de la democracia y de la República, el Barón de Montesquieu, que decía algo respecto de los jueces que es también aplicable al control de la actividad administrativa: “Un juez debe evitar dos peligros: dar a una parte los bienes de la otra sin examen o arruinar a las dos a fuerza de examinar”. El organismo de control tiene que verificar lo necesario, pero no impedir el trámite por verificar.

-Cómo hombre de la Justicia, ¿qué opina de esta tan criticada actualidad?

-La Justicia argentina tiene que cambiar. A pesar de que hay excelentes magistrados, hay que modificar muchas cuestiones. Tiene que brindar un servicio más eficiente, más rápido. En materia penal, sobre todo, la gente está esperando otra cosa, otros criterios. Y en cuanto a lo civil y comercial, que a mi juicio es una Justicia bastante mejor, tiene que ser más rápida. Habría que hacer modificaciones en el procedimiento y en la tecnología. Hay que tomar ejemplos de los países en los que estas cosas se han hecho bien, como Brasil.

-¿El sistema de selección de jueces también es importante para que cambie la Justicia?

-Yo he sido jurado académico del Consejo de la Magistratura de la provincia de Buenos Aires; hemos nombrado algunos buenos jueces y otras veces declaramos desierto el concurso. No es que en ocasiones no se nombren jueces porque no se quiera, sino porque no los hay. El sistema de selección es importante, pero también lo es la capacitación.

-¿Se está fallando ahí?

-La capacitación tiene que ser mejor, mucho más clara en cuanto a qué apunta y más sostenida en el tiempo. En España, por ejemplo, para rendir un examen para un puesto importante en la Justicia, la gente se prepara cinco años. Los exámenes de oposición son salvajes, descarnados. No digo que a la gente hay que exponerla a grandes presiones, pero sí capacitarla mejor antes que rinda y exigirle mucho más a la hora de rendir. Además hay que evaluar a la persona que asume el cargo, hay que ver si está capacitada. Una idea muy inteligente es la que adoptó la provincia de Chubut, donde los primeros tres años los jueces son nombrados en una especie de interinato; luego se los confirma y quedan inamovibles.

-¿Podría aplicarse en Buenos Aires?

-No habría que descartar esa metodología; para ello tendría que modificarse la Constitución en ese aspecto. En tres años se puede hacer un análisis a fondo de cómo trabaja esa persona. Hasta ahora sólo depende de un examen. Toda la suerte se juega en un día, y quizá quien rinde tiene un mal día y su sueño queda trunco. No tendría que ser así.

-¿Cuánto tiene que ver la Justicia con el flagelo de la inseguridad?

-Bastante. Con las mismas leyes que algunos jueces dejan libre a ciertas personas, otros las dejan detenidas. Es un problema de interpretación y, a veces, de ideología.

-¿Cómo se hace para terminar con eso? Va a seguir habiendo jueces que interpretan la ley de una manera y otros de otra…

-No necesariamente. Cuando las instancias superiores, la Corte Suprema de la Provincia o de la Nación, fijen criterios claros respecto de ciertos temas, se acaba la diversidad interpretativa. Y la otra alternativa es ir en busca de leyes más duras.

-¿A qué se refiere con leyes más duras?

-Por ejemplo, una ley de excarcelación más dura. El gran problema está ahí. Otro tema a re-solver es el de los prófugos. No puede ser que haya cincuenta o sesenta mil personas prófugas de la Justicia. Por supuesto que no es un problema que empezó ahora, pero en algún momento habrá que ocuparse, si no va a seguir creciendo.

-No parece complicado fijar criterios claros o crear leyes más duras. ¿Por qué no se hace?

-Tengo dos respuestas. Una es porque los problemas urgentes del día a día son más,

y a esto tal vez se lo ve como algo grave pero no urgente. Y la otra es que el ministro (Eugenio) Zaffaroni ha insertado su ideología en numerosos ámbitos y todavía hay gente que sigue pensando que ésa es la dirección correcta.

-¿Zaffaroni le hizo daño a la Justicia?

-En mi criterio, sí.

Comentarios
Perdomo
ESTE TIPO EN VERDAD NO ENTIENDE QUE SINO SE IMPLANTA UN PROGRAMA DE DESARROLLO, SE GENERE EMPLEO Y SE DEJE EN DISPONIBILIDAD TODO EL PODER JUDICIAL DE LA PROVINCIA, SE CAMBIE EL TRIBUNAL DE CURROS, NOS LLENAREMOS DE CÁRCELES Y ASESINATOS, QUE PIENSE SI PUEDE QUE CON “hacen falta leyes más duras”, UN IRRESPONSABLE QUE GENERA VIOLENCIA DE ARRIBA VERGONZOSO
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