El Ministerio de Economía bonaerense está en plena elaboración del Presupuesto 2017 y, aunque falta más de un mes para su presentación en la Legislatura, ya hay tensiones que vislumbran una dura negociación.
Si de negociaciones se trata, también hay una abierta con el Gobierno nacional sobre los recursos que le facilitará a la Provincia el año próximo.
De ello dependerá el nivel de endeudamiento que María Eugenia Vidal solicitará al Legislativo, pieza clave en la búsqueda de los consensos y para lograr el visto bueno de los intendentes. Y cada vez quedan más presas de la negociación varias cuestiones políticas, entre ellas, si se efectuará o no el cambio de manos en la presidencia de la Cámara de Diputados.
ANTES DE LA PRESENTACION
Previo a abrir la contienda política para obtener la aprobación del presupuesto, el Ejecutivo debe resolver varias cuestiones, algunas puertas adentro y otras puertas afuera, como el cumplimiento de compromisos asumidos aún sin honrarse.
Hace un mes, los ministros Federico Salvai (Gobierno) y Hernán Lacunza (Economía) recibieron en la sede capitalina del Banco Provincia al vicegobernador, Daniel Salvador; al presidente del bloque de Cambiemos en el Senado, Roberto Costa; a su par de Diputados, Jorge Silvestre; al vicepresidente de la Cámara baja, Manuel Mosca; y al titular de la comisión de Presupuesto de Diputados, Marcelo Daletto.
En esa minicumbre de hombres de Cambiemos que tendrán un rol clave en la búsqueda del éxito del presupuesto, Lacunza mostró el panorama de este año y dio lineamientos de la próxima previsión. Dijo que el Ejercicio 2016 cerrará con déficit financiero pero no de caja (ver aparte).
Fue motivo de análisis un planteo de la cartera de Infraestructura. Edgardo Cenzón se sentiría más cómodo si la plata destinada al Fondo Municipal de Infraestructura, creado este año tras las duras negociaciones con los intendentes del FpV y de cuya continuidad nadie duda, se incorporara a los gastos corrientes.
“La Provincia tiene déficit y no podemos seguir incorporando más partidas de gastos”, responde Lacunza a quienes plantean esta posibilidad. Tampoco los legisladores acompañan la idea, porque les quita margen para trabajar el consenso.
“Si vos ponés ahora la plata, después los intendentes te piden el doble u otra cosa; tiene que ser prenda de negociación el porcentaje para obras”, se sinceró ante La Tecla un legislador del oficialismo.
Pero los intendentes ya plantan bandera, sobre todo los del FpV. Afirman que “hay retrasos en la llegada de los fondos provenientes del endeudamiento de este año”, y exigen, antes que nada, el cumplimiento de los compromisos asumidos. Esta situación, además, abre otro planteo: que el dinero esté depositado como máximo diez días después del ingreso del empréstito.
Es clave para la administración provincial determinar entonces cuál debe ser el monto de ese endeudamiento. Y todo depende de las conversaciones con Nación, que tienen como trasfondo la decisión judicial sobre los planteos realizados por la Provincia para recuperar dinero vía Fondo del Conurbano. Buenos Aires pide que se respete el 10 por ciento de Ganancias original, pero con menos se conformaría. Intramuros del oficialismo se habla de una suma que rondaría los 30.000 millones de pesos.
Debe resolverse si ese dinero suple parte del endeudamiento o se mantendrá una alta previsión de crédito externo destinada a la obra pública, similar
o mayor que la de este año. Una vez que ello esté resuelto, el subsecretario de Hacienda, Juan Sanguinetti, dará las puntadas finales. Atar la salida a los mercados a los fondos extra para los municipios le aseguraría al Ejecutivo evitar que ése sea un tema de tensión política.
Además, “el sistema de pari passu sirve para subir el nivel de endeudamiento”, reconocen en el PRO. La receta la conocieron el año pasado, y están dispuestos a repetirla. En caso de bajarse el monto deberá subirse el porcentaje, para asegurarles a los distritos más recursos que los del corriente ejercicio.
DESPUÉS DE LA PRESENTACIÓN
Una vez enviado el proyecto comenzará el trabajo para lograr los consensos y alcanzar los dos tercios necesarios cuando se prevén tomar préstamos. Y también para llevar adelante un revalúo en la ley Impositiva, sobre el cual ya trabaja Arba.
Ni bien el oficialismo ponga estos proyectos sobre la mesa lloverán las contrapropuestas y reclamos. Como se dijo, el primero será respetar en tiempo y forma los compromisos asumidos.
“Si no se ponen al día con la plata para los distritos, no hay presupuesto que valga”, anticipan intransigentes en el bloque del PJ de la Cámara baja. El reclamo incluye algunos compromisos asumidos individualmente, ya sea sobre obras o sobre cargos políticos.
Con el Frente Renovador, la cuita trascendental es el traspaso o no de la presidencia de la Cámara de Diputados. Como anticipó La Tecla en su edición del 7 de junio, el Frente Renovador tiene cada vez menos intenciones de ceder la presidencia de Jorge Sarghini en pos de un preacuerdo de palabra alcanzado en diciembre. El massismo habla ahora de respetar el reglamento, que fija en dos años el mandato de las autoridades.
En Cambiemos, la intención era separar las dos discusiones. Saben que el tema de la presidencia y el acompañamiento del presupuesto van de la mano. Como van de la mano con la elección del Defensor del Pueblo, la asignación de los consejeros de Educación (no votados pese a que ya había un acuerdo previo) y otras tantas tratativas; algunas menores pero de trascendencia cuando el oficialismo carece de la mayoría propia.
Cambiemos tiene adosado el reclamo interno de los radicales. Un grupo de legisladores amaga con la ruptura si el PRO mantiene la postura de dejarlos afuera de cargos importantes. El macrismo confía en evitar la sangría con la intervención de los intendentes. Nuevamente, la plata extra para los distritos adquiere una supina relevancia.
El presupuesto ya está preso de las peleas partidistas previas a una carrera electoral que nunca se detiene pero que acelerará su ritmo en próximo marzo. Y con ese horizonte, nadie regalará nada. |
