“Yo, el tema de Manuel (su hijo fallecido) lo intenté cerrar con la carta que publiqué en el Facebook, y agradezco a todos los que estuvieron y actuaron con mucho respeto y consideración”. Así comienza el ex ministro del Interior Federico Storani la charla con La Tecla.
-¿Cómo está la causa hoy?
-Nosotros nos hemos constituimos como particular damnificados. Días atrás, una de mis hijas, que es abogada, fue a la fiscalía y todavía no se le había tomado declaración indagatoria al implicado, por el estado en el que estaba. Fueron imputados los dos conductores de las lanchas, pero está acreditado que la lancha embistente venía a una velocidad extremadamente excesiva.
-Usted estuvo en el lugar rápidamente…
-Sobrevolé la zona con el helicóptero y pude observar que la lancha en la que iba Manuel se partió. Y Manuel estaba delante de su mamá, Angeles, que también murió por causa de los golpes; pero muchos más fuertes fueron los que impactaron en él. La lancha embistente cruzó el canal y siguió como 50 metros por tierra; para que tengan una idea de la velocidad. El fiscal está trabajando bien, y tiene que hacer lo correcto, que es imputar a las dos partes hasta dilucidar las responsabilidades.
-¿Cómo sigue de acá en adelante?
-La búsqueda fue un momento muy desesperante, que con los días que pasan no se atenúan; es un dolor muy grande y desgarrador. Yo no quiero venganza, ni rencor, sino que sirva; si es que estas tragedias pueden servir. El problema que hay en la Argentina va más allá de toda ideología: no es de izquierda, ni de derecha ni radical ni peronista; es mucho más grave, es profundo, es cultural. No fue una fatalidad. Pudo haber sido evitable. En la Argentina estamos viviendo un tema muy profundo del no respeto a las normas, no respeto a las leyes, de falta de tolerancia y de convivencia; y es muy grave por eso, porque es cultural. Por su-puesto que vamos a seguir el tema hasta el final.
-¿Cómo se encuentra una solución a estas tragedias?
-Esto merece un debate muy serio de la sociedad. Yo no puedo hablar más que maravillas de mi hijo Manuel. Era un chico estudioso, responsable, buen compañero, buen amigo. Pensaba hacer un viaje para conocer el IMVAP en Bariloche; había participado en las olimpíadas de matemática; y en junio tenía pensado ir al Reino Unido porque tenía su primer certificado de inglés. Además de la educación y el conocimiento, uno trata de inculcarle valores. El tenía muchos valores; amaba muchísimo todo el me-dio ambiente, la naturaleza. Una de sus últimas exposiciones había sido sobre las ciudades inteligentes y la necesidad de disminuir el impacto de la contaminación ambiental. El país se priva de vidas que pueden ser muy útiles. Tenía 14 años; no significaba que no lo gustara salir con chicas, ir al cine, divertirse; pero estaba muy encaminado y con buenos valores.
-Usted incorporó hace tiempo en su discurso el tema vial.
-Hace mucho tiempo yo advertía que en Argentina los accidentes de tránsito son una epidemia. Se producen muchas más muertes en ellos que por causas naturales. Por muchas razones: por el estado de las rutas, de los caminos, por la falta de conducta de los conductores, por la falta de educación. Argentina es el segundo país en América Latina en cuanto a muertes por accidentes de tránsito. Es desproporcionado por donde se lo mire el nivel de violencia y de locura. Habla de una sociedad que tiene algunos síntomas de enfermedad serios, que no se arreglan de un día para otro. Que son educativos, culturales y muy profundos.
-¿Y en el accidente de Manuel en particular?
-Yo no tengo palabras de reproches a la Prefectura Naval, que actuó bien, diligentemente; pero, sin duda alguna, vi que estaban muy carentes de medios, de combustible; de muchas cosas para operar en emergencia. Esto muestra el desmantelamiento que ha habido; en su momento fue una buena Defensa Civil. Creo que hay un tema profundo que hay contemplar, y tiene que formar parte del debate político urgente. |
