¿Puede un espacio político llegar a la Presidencia de la Nación sin siquiera pesar o hacerse sentir en la provincia de Buenos Aires? La cruzada es difícil, prácticamente imposible. Por eso es que en el radicalismo nacional preocupa y mucho el resultado de las recientes elecciones legislativas bonaerenses, que dejaron al Frente Progresista Cívico y Social en un lejano y humillante tercer puesto, detrás del Frente Renovador y el Frente para la Victoria.
Al igual que el resto de las fuerzas, los boina blanca ya están pensando en 2015. En las estrategias, en los pasos a seguir y en la manera de llegar y convencer al electorado de una buena vez por todas. Sin embargo, desde adentro señalan que ya no hay tiempo para pensar ni reflexionar, sino que es momento de barajar y dar de nuevo, algo con lo que se viene amagando desde hace varios comicios pero que nunca sucede.
Las furiosas miradas apuntan a Ricardo Alfonsín y los suyos, a quienes todavía no les perdonan aquella alianza con Francisco de Narváez en 2011. Esa elección fue tan mala como esta que pasó. Y aunque algunos intentaron guardarla en el arcón de los recuerdos, cada vez que las cosas no salen como se prevé resurge con fuerza, sobre todo entre los siempre críticos, en los casi siempre heridos.
También molesta el hecho de no haber podido contener y/o agrupar a legisladores e intendentes, y por consecuencia, haber cedido el primer lugar de la lista de diputados nacionales al GEN de Margarita Stolbizer. “Teníamos veinte intendentes y el GEN apenas dos. Arrancamos perdiendo antes de empezar”, se queja un integrante del Comité Provincia; por supuesto, con el diario del lunes.
Lo cierto es que el resultado obtenido el 27 de octubre hace que el radicalismo pierda en la Cámara de Diputados de la Nación bastante más de los que ingresa. Algo similar ocurre en la Legislatura bonaerense. Y a esto hay que sumarle las recientes fugas al massismo de varios de los históricos dirigentes del centenario partido. Ricardo Jano fue el último. ¿De mal en peor? Así parece. Y así lo ven desde las tierras ganadoras.
Es importante resaltar que, pese Buenos Aires, el radicalismo y sus aliados (panradicalismo) son la fuerza opositora que más votos sacó a nivel país. Las victorias en Mendoza, Santa Cruz, Catamarca, Corrientes y Santa Fe llevaron al espacio a recolectar el 37 por ciento de los votos, superando así a todas las demás fuerzas anti oficialistas. Las expectativas de cara a lo que viene son las mejores. Pero la pregunta surge y resurge ante cada atisbo de ilusión:¿alcanza?
La honda preocupación del centenario partido, que a veces se transforma en presión y reproche, se deja ver en las palabras del presidente del Comité Nación, el santafesino electo diputado nacional, Mario Barletta, quien entre otras cosas sostuvo que el resultado electoral no fue el esperado y que a Buenos Aires “hay que encontrarle la vuelta”.
“El resultado no fue el que esperábamos. Tenemos que trabajar para encontrarle la vuelta a ese distrito y sabemos que no es imposible, que lo podemos hacer. En Santa Fe capital hubo por ejemplo 25 años de gobierno justicialista. Lo desbancamos y desde ese momento no volvimos a perder. Buenos Aires es un gran desafío. Le tenemos que encontrar la vuelta”, dijo el dirigente.
Sostuvo además que llegar a la Presidencia sin poder contar con Buenos Aires “no es fácil”, y resaltó que “es una discusión que nos debemos, sin duda. Los propios radicales bonaerenses tienen que hacer su interpretación. Ricardo (Alfonsín) y Margarita (Stolbizer) trabajaron muchísimo”. Y también se hizo un hueco para el recuerdo: “Además, esta vez, no podemos hacer reproches sobre las alianzas, como en 2011”, esgrimió Barletta.
Nada será como en aquel lejano año 1983, como muchos sueñan. Pero a expensas del kirchnerismo, que perdió votos en gran parte del país, el radicalismo y el panradicalismo empiezan a salir a flote, a estabilizarse. Sin embargo, una pesada ancla impide el avance. De la propia dirigencia bonaerense depende alivianar la situación, limar las viejas asperezas, calzarse los pantalones largos y jugar a pleno para la definitiva levantada. ¿Podrán levantar? Primero lo primero. Después se verá. El objetivo es 2015. Las ganas de llegar están. La voluntad, no se sabe. |