Argentina
Sábado, 20 abril 2024
22/12/2011
CAMARA ALTA
El freno legislativo a la regionalizacion
Daniel Scioli pretendía tener la Ley Marco antes de fin de año. Sorteó Diputados, pero quedó frenada en el Senado, que, con la nueva integración, someterá el proyecto a un minucioso debate. Dudas sobre la suerte de la idea
Desde que Santiago Montoya le acercó la idea y comenzó a darle forma, Daniel Scioli tomó el proyecto como un caballito de batalla y lo imaginó el gran sello de gestión para su segundo mandato.

Quería contar con la Ley Marco de la Regionalización antes de terminar su primer mandato, antes de la renovación legislativa, antes del arribo a la vicegobernación de Gabriel Mariotto, quien públicamente ya había puesto reparos al proyecto. Pudo sortear el paso por Diputados, pero quedó frenado en el Senado.

Montoya, responsable del programa, atento a las discusiones por venir, asegura no temer a ese extenso debate, y prefiere que “se discuta ahora la Ley Marco, para después avanzar más rápido en las leyes que hacen a la instrumentación”.

En el mensaje dado a la Legislatura el día de la asunción, Scioli arrancó su discurso con el tema. Pidió que “se alcance el consenso con los debates necesarios para avanzar con este objetivo”. Esperaba que para entonces los pedidos fueran sobre cuestiones más concretas al respecto. Sin embargo, debió sentir, mientras pulía el discurso, que era un volver a empezar.

En la Gobernación admiten las dificultades en las cuales entró la Ley Marco, ya retocada en Diputados pero ahora sometida al análisis de un kirchnerismo cuya visión parece ser diferente y cuya impronta será llevar la discusión hasta el punto ínfimo.

Los pasos previos

La idea de regionalizar la Provincia por áreas económica y socialmente afines (sin involucrarse, por el momento, la división política en ocho secciones electorales) tomó forma desde la presidencia del grupo Banco Provincia, y se internalizó en el gobierno. Incluso debieron aceptarla algunos dirigentes del propio gabinete que en principio no estaban convencidos.

El mandatario bonaerense fue el primero en defender a capa y espada la iniciativa, y con ello arrastró a todo el gobierno a encolumnarse detrás de ella.
Comenzaron las charlas, el proyecto tomó forma y así, a principios de este año, en marzo, una Ley Marco llegaba a la Legislatura. La búsqueda de consensos y los retoques al texto original demandaron varios meses, y recién en noviembre la Cámara de Diputados votó el proyecto, con las modificaciones introducidas en la comisión de Legislación General.

Trató de apurar el Senado su tratamiento, pero ni siquiera en la última sesión del mes pasado se pudo ingresar el proyecto fuera de hora para tratarlo sobre tablas. La jugada de Federico Scarabino chocó con la negativa de la oposición, por entonces mayoritaria. Luego, se había convocado a una sesión (ya extraordinaria), pero no se concretó porque no había despacho de la comisión de Legislación General, presidida por la ahora titular del bloque del Frente para la Victoria, Cristina Fioramonti.

Precisamente Fioramonti es quien advierte que tanto éste como otros proyectos serán ampliamente debatidos en el Senado.

A futuro

Tanto desde las huestes del vicegobernador como desde la presidencia del bloque oficialista en el Senado son muy claros al advertir que “cambió la lógica: cada uno de los proyectos se debatirá como es debido, sólo las cosas urgentes tendrán tratamiento urgente, lo demás se discutirá”.

Y la ley de Regionalización, de más está decirlo, no es para el kirchnerismo de la Legislatura una prioridad, por más que lo sea para el Gobernador.

El texto enviado por los diputados será primero puesto en consideración por la comisión de Legislación General, cuyo nuevo titular aún no está definido. Pero tampoco quedaría encerrado en ese único debate, pasaría luego a otras comisiones, y hasta podría ser sometido a audiencias públicas, una modalidad poco usada hasta ahora, aunque de corriente posibilidad para la nueva gestión de la cámara Alta.

Hay legisladores y asesores de senadores (como el analista que aparece en estas páginas) con una visión diferente de la planteada por Montoya. Desde el recambio legislativo hay una dificultad creciente para el proyecto original. Aun los optimistas reconocen las dificultades de avanzar a partir de las demoras sufridas. Saben, además, que cualquier discusión abierta llevaría muy probablemente a modificaciones y, por ende, a devolver la ley a Diputados. Es decir, recién para marzo de 2012, si la voluntad existe, el Senado comenzaría a debatir el tema. De allí para adelante es imposible arriesgar fechas.

El gran temor del Ejecutivo es que la iniciativa con la que Scioli pretende dejar un sello indeleble en la Provincia duerma en un cajón y tarde en despertar. O no despierte nunca. Por ahora entró en una sombra que le resta luminosidad.

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