Argentina
Jueves, 25 abril 2024
18/02/2011
¿ACTUAR O MILITAR?
Paradigmas de construcción
Coexisten en la política vernácula distintas maneras de construir. Persiste el modelo territorial y emergen las construcciones mediáticas y hasta farandulescas. Casos del pasado, del presente y figuras que se proyectan
Hace ya cincuenta años que la política descubrió a la televisión y sintió que tocaba el cielo con las manos. El discurso -ese tedio aborrecible- dejaba paso a la imagen, y con ella a toda una nueva serie de estrategias, para ganarse el favor del gran público, que, para el caso, no es el aplauso sino el voto. Hace al menos una década que el hechizo se evaporó. Las mejores y más radiantes sonrisas no obran como antaño, no persuaden como antes.

La política, objeto de una fuerte degradación a partir de décadas de sueños rotos, busca una nueva fuente de legitimación entre quienes consideran al plató como un espacio natural. Así, recrudece la “farandulización” de la política, un fenómeno que, si bien no es nuevo, se muestra con fuerza en esta segunda década del siglo XXI.

Los antecedentes son frondosos: Carlos Reutemann pasó de su Fórmula Uno a la Gobernación de Santa Fe, prácticamente sin escalas. El propio Daniel Scioli tiene un glorioso pasado como deportista, que lo proyectó -Menem mediante- a la función pública. Ramón “Palito” Ortega tuvo, por aquellos años noventa, una incursión menos feliz por la gobernación de Tucumán. Antes, Irma Roy había desembarcado en el Congreso para representar los sueños peronistas. El actor Luis Brandoni tuvo también su bancada en la Cámara baja y hasta soñó con ser vicegobernador de la mano de Ricardo Alfonsín. Hoy, el kirchnerismo renace de lo que parecían ser sus cenizas de la mano de una camada de actores -Florencia Peña, Andrea del Boca, Pablo Rago y su tocayo Echarri, en la primera línea-, músicos y deportistas que llevan la K marcada a fuego.

El PRO de Mauricio Macri no le va en zaga: a la -¿frustrada?- candidatura del humorista Miguel del Sel y el fallido de la escultural María Luján Telpuk, se suman el apoyo de Orlando Terranova en Mendoza, la invitación para el basquetbolista Fabricio Oberto, y la propuesta para el golfista Eduardo Romero.

Daniel Scioli tomó nota de los movimientos de dos que se proyectan alto en el firmamento de la política, y se mostró a lo largo del verano junto a Los Pimpinela, Diego Maradona, Cacho Castaña, Lionel Messi y el Chaqueño Palavecino.

La explicación es menos extensa: “La política es lo más parecido a la física: los espacios se ocupan, y los que fue dejando la política, a raíz de la pérdida de credibilidad de sus actores, cayeron en manos de otros personajes que poco tenían que ver con ella, pero que se fueron insertando”, razona Carlos Germano, consultor político de Germano y Asociados.

Para el sociólogo Aritz Recalde, la explicación tiene sustento más concreto: “Las dictaduras de 1955, 1966 y 1976 desarticularon a las organizaciones libres del pueblo y en los años noventa el peronismo adoptó muchos de los rasgos tradicionales de un Partido Liberal”, afirma.

Construir desde los medios
Como paso intermedio está la creación “mediática” del candidato. El ejemplo más a mano es el del Acuerdo Cívico y Social, en el que la construcción de los candidatos de Elisa Carrió, sin férrea militancia de base, contrastó con los silenciosos pero trabajadores cuadros del GEN. Se trata del modelo territorial, caracterizado, según la politóloga Gretel Ledo, por “tornar en asible la política es una estrategia tendiente a acortar distancias entre la esfera de la sociedad civil y la esfera de la sociedad política”, opuesto al mediático, que brinda “la posibilidad de estar en el aquí y ahora transpolan al candidato instalándolo de forma rápida e inmediata sin necesidad de presencia física alguna”.

¿Qué se pierde y qué se gana al optar por una u otra forma de crear cuadros políticos? Para resolver la encrucijada, el politólogo Nicolás Tereschuk atesora una máxima de su homónimo Nicolás Macchiavello: “Sin armas propias ningún principado se encuentra seguro, antes bien: se halla totalmente a merced de la fortuna”. Afirma, al mismo tiempo, que el hecho de no contar con militancia de base permite “volar más liviano” y “sellar alianzas o desarmarlas aquí y allá sin que nadie se queje y definir candidatos, ganadores y perdedores internos, en un living cualquiera”.

¿Puede imponerse una de estas formas sobre la otra? Para el sociólogo Aritz Recalde, sí. La clave: “el marcado aumento de la participación de la juventud, las agrupaciones sindicales o de las organizaciones sociales, en la política” llevarán a que “la militancia y la acción política, social y cultural de masas” estén “ganando posiciones”.

Parte de esto, apunta por su parte Carlos Germano, comenzó a verse nuevamente a partir de 2003: “Hay un hecho no menor para destacar, que tiene que ver con la llegada de Kirchner a la presidencia. Allí se reincorporaron algunos viejos preceptos que tienen que ver con los años 70”.

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