Argentina
Viernes, 29 marzo 2024
31/01/2011
SUBE Y BAJA
Cobos enroscado en un dilema duro de roer
Los números descendentes en las encuestas y la pérdida de poder interno en la UCR, sumergen al vicepresidente en un fuerte debate interno sobre los pasos a seguir. Por qué muchos lugartenientes del mendocino están preocupados de que se baje de las ilusiones presidenciales y crece el armado paralelo a favor de Sanz que comienza a armar su tropa
Tras la jornada del 17 de julio del 2008, cuando Julio Cobos votó en forma “no positiva” la iniciativa K para las retenciones a los productores agropecuarios, todo hacía pensar que el mendocino se conducía directamente a la presidencia de la Nación, ya que las encuestas lo mostraban como la persona con mayor imagen positiva e intención de voto en toda la Argentina.

Ante esta situación, y con la relación del vicepresidente rota con el matrimonio presidencial, en la Unión Cívica Radical se dispuso un proceso de reconciliación con Cobos para atraerlo nuevamente hacia el partido y de esa manera poder volver a poner al centenario partido en los primeros planos de la política nacional, lugar que había perdido luego de la oscura experiencia de la Alianza con Fernando de la Rúa a la cabeza.

La muerte del ex presidente Raúl Alfonsín hizo resurgir al radicalismo de las cenizas y la posta de ese pensamiento renovador que había tenido la UCR a comienzos de los años ’80 con el chascomusense a la cabeza, fue tomada por su hijo, Ricardo Alfonsín, quien se ha convertido en una de las nuevas figuras de la política nacional.

La consecuente pérdida de popularidad que ha sufrido Cleto a lo largo del tiempo, pasando de casi el 80 por ciento en julio del 2008 a rondar menos de 40 puntos porcentuales por estas horas, más la unión del radicalismo tradicional detrás de figuras más representativas para el ideario clásico del radicalismo, como Ernesto Sanz y Alfonsín, ha puesto al vicepresidente ante una gran disyuntiva sobre su futuro político.

El llamado a elecciones internas hecho por la conducción del radicalismo para el próximo 30 de abril, presentará por un lado al diputado bonaerense y por el otro al senador nacional mendocino, ha dejado a un costado al vicepresidente, que prefiere no participar de la misma y guardarse para las Primarias obligatorias y simultáneas que se debe realizar en el mes de agosto.

Sin embargo, fuentes cercanas al mendocino, dijeron que el vicepresidente se encuentra en período complejo en su accionar político, ya que se ve acorralado por una imagen personal que se encuentra en caída libre, así como también por un radicalismo que no lo deja en paz y que trata de arrinconarlo contra las cuerdas para que defina su candidatura y abandone el puesto que ocupa en la actualidad, para pelear de lleno por la UCR de cara a octubre.

En las últimas horas pudo conocerse que se decidirá a saltar el cerco de su candidatura recién en uno o dos meses, y luego de analizar una serie de encuestas que se habrían mandado a hacer a una serie de prestigiosos y encomiables consultores de la Argentina, de los que no se puede dudar su independencia política, y de acuerdo a lo que se diga en esos números, decidirá si se lanza finalmente como candidato o no.

Incluso hay muchos que dicen que si esos números no lo muestran con chances de pelear por la candidatura radical, se retirará de la contienda y ni siquiera buscaría su elección como gobernador de Mendoza, donde las cifras son más benévolas para el vicepresidente y encabeza los sondeos de opinión.

Esto ha puesto los pelos de punta en varios de los sectores cercanos al vicepresidente, que ven en esto una especie de recule ante el poderío alfonsinista y del aparato radical, y aducen que sería como reconocer que la principal fuerza está en su rival y no en uno mismo, con lo que piensan que será difícil recuperar territorio de cara al futuro, y ya piensan en llevar sus fuerzas hacia otros lados políticos, y se encontrarían en profundas charlas con el otro mendocino en la contienda, el senador Ernesto Sanz.

En las últimas semanas ya se ha visto a una serie de legisladores, intendentes y referentes que respondían anteriormente a Cobos, pasarse a las filas de Sanz, debilitando aún más el espacio político del vicepresidente, que ve como varios de sus alfiles políticos se despegan ante la primera mala que vive Cobos.

Algunos dicen que incluso el “Monje Gris” de la política nacional y que fuera el operador político central del cobismo, como lo es Enrique “Coti” Nosiglia, estaría trabajando abiertamente con Sanz dejando a su ex aliado aún más solo al interior del radicalismo. Dicen que el mendocino sólo tendría a su lado al incondicional intendente de la localidad de Junín, Mario Meoni, y algunos históricos lugartenientes.

El caso de Cobos demuestra cabalmente lo que desde hace tiempo vienen manifestando gran cantidad de encuestadores y analistas de la realidad nacional, quienes mencionan que la alta imagen positiva del vicepresidente no se traduce en votos hacia su persona o hacia los candidatos que él apoya.

Las causas que suelen esgrimir a la hora de explicar el por qué de esta situación, la primera que dicen es que su personalidad poca predispuesta al enfrentamiento y más tendiente al diálogo, lo muestran ante mucha gente como una persona sin el carácter suficiente para estar al frente de cargos tendientes a la toma de decisiones inmediatas.

Ya son muchos los hombres que están a su lado que dejan trascender por lo bajo que cada día crece más el rumor de que si no llega a suceder algo extraordinario de aquí a mayo que logre posicionar a Cobos en la ciudadanía, lo más probable es que se baje de la pelea por el sillón de Rivadavia, complicando el accionar de sus todavía aliados políticos.

El radicalismo más conservador y que es fiel a los postulados de Leandro N. Alem, opta por otros actores como Alfonsín y Sanz, poniéndole más presión al mendocino para que se decida si entra de lleno a la interna partidaria, renunciando de esa manera al cargo que ocupa actualmente.

Un panorama complicado el que se le presenta a Julio Cobos en sus ambiciones presidencialistas, con números cada vez más bajos en los sondeos y con colaboradores que sienten que cada día se acerca más la posibilidad de bajarse de la candidatura presidencial, lo que debilitaría aún más las chances que tiene el vicepresidente de acercar posiciones con el electorado independiente.
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