Argentina
Jueves, 25 abril 2024
21/06/2010
EL GRAN NúMERO DE MACRI
Sobreprecios tras el telón
La remodelación del teatro Colón costará $300 millones, cifra que duplica lo que implicaría construir un teatro nuevo. Las obras son cuestionadas por su pésima factura y por atrasos y sobreprecios en su realización. Las empresas involucradas son cercanas a la administración macrista
Las obras de remodelación del teatro Colón fueron reimpulsadas en 2008 por Mauricio Macri. El proyecto que se puso en marcha contempla gastos cercanos a los 300 millones de pesos -200 millones más que el plan original-, destinados al reacondicionamiento y la refuncionalización de algunas de sus áreas, una suma considerable si se tiene en cuenta que la construcción desde cero de un teatro de similares características cuesta menos de la mitad de esa cifra.

No obstante su elevadísimo costo, las obras fueron severamente cuestionadas por especialistas en restauración, que denuncian pliegos pésimos y falta de idoneidad de las empresas contratadas, casualmente cercanas al grupo Macri.
El criterio que siguen todas las remodelaciones -señalan- apuntan en la dirección de convertir al Colón en un teatro multipropósito, pasible de ser alquilado para eventos artísticos o comerciales privados.

La idea sería, entonces, que el propio teatro solvente una parte de los costos que insume al gobierno de la Ciudad, algo que va de la mano con las políticas de la década del ‘90.

A ello se suman ciertas contradicciones al momento de proyectar la idea macrista de las obras en el Colón. Sucede que cuando el jefe de Gobierno anunció su Master Plan denostó al personal que llevaba adelante las tareas en la gestión prevista.

En coincidencia, el ministro de Desarrollo Urbano, Marcelo Chaín, puso en duda la calidad de la mano de obra. Señaló que se trataba de “una corporación de inútiles”, y que su idea era echarlos.

Sin embargo fuentes confían a Desafío Económico que se recontrató a casi la totalidad de la planta.

Públicos y privados

Las obras del Colón son llevadas adelante por una Unidad de Proyectos Especiales (UPE), conformada por un director ejecutivo, el arquitecto José María Cacciola, y un director, el ingeniero Sebastián Maronese. Ambos trabajan bajo la órbita del ministro de Desarrollo Urbano, Daniel Chaín, quien fue empleado de los Macri en las firmas Socma y Sideco, en ésta fue gerente.

Con la nueva UPE, el plan de obras del Colón se tornó más ambicioso: se llevará a cabo una intervención sobre 58.000 metros cuadrados del teatro -casi toda su superficie-, que demandará alrededor de 300 millones de pesos. Para tener una idea, Rosario anunció la construcción de un teatro de dimensiones similares a las del Colón, con la última tecnología y a cargo del prestigioso arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, con un costo que ronda los 80 millones de pesos.

Varias de las empresas contratadas para las obras del Colón guardarían estrechos vínculos con el grupo Macri. En el caso de Dycasa y la española San José, se trata de firmas de renombre y cercanas al empresario nacional Angelo Calcaterra, primo del jefe de Gobierno y propietario a su vez de otra constructora.

En diversas ocasiones han realizado varias obras en distintas provincias a través de la conformación de UTE. Por ejemplo, la renovación del hospital de Niños Pedro Elizalde, en Buenos Aires; trabajos para control de inundaciones en Chaco y un hospital en San Juan.

Dycasa obtuvo la obra de reforma escenográfica del teatro por 22,2 millones de pesos. Esta empresa fue denunciada en junio pasado por el candidato a diputado Marcelo Parilli, de Izquierda Unida, por actuar, junto a Roggio y al grupo Macri, como “disfrazados competidores” a fin de encarecer los precios de las obras para las que se presentan.

El grupo empresario San José se encuentra hoy a cargo de las obras en la sala del teatro. Es una firma española que viene invirtiendo fuerte en distintos rubros en nuestro país: biocombustibles, negocios agropecuarios, construcciones y bienes raíces. En 2007, una investigación periodística señaló varias irregularidades en la adjudicación de la construcción de los edificios de la nueva ESMA: atrasos, incumplimientos, papeles fuera de regla. Y una excepcionalidad: ganó 3 de las 4 obras para las que se presentó, y a la restante la obtuvo por la anulación de la postulación de quien finalmente había resultado ganador. Uno de los directores de la empresa es Basilio Pertiné, cuñado del ex presidente De la Rúa y señalado por Adolfo Scilingo como participante de los vuelos de la muerte durante 1977.

La empresa Riva Construcciones está a cargo del foyer y el salón Dorado. Su presidente, Amadeo Riva, fue socio en diversos emprendimientos, como Aeropuertos Argentina 2000 y Aerolíneas Ar-gentinas de Pescarmona y Eurnekian. De este último se declara amigo personal. La idoneidad de Riva Construcciones al frente del proyecto es cuestionada por especialistas de renombre internacional, fundamentalmente por su falta de antecedentes en este tipo de obras. Es que esta empresa se ha dedicado mayormente a la construcción de aeropuertos, como el aeroparque Jorge Newbery o el aeropuerto de Córdoba, y megaobras que poco tienen que ver con la restauración de monumentos históricos.

También se encargó a una firma privada el gerenciamiento de las obras. La empresa beneficiada fue Seminario y Asociados Sociedad Anónima SYASA, con un contrato de más de 6 millones de pesos. El titular de la firma, Rodolfo Seminario, es un confeso admirador de Mauricio Macri y sus políticas: incluso recomienda públicamente la lectura del libro Pasión y gestión: claves del ciclo Macri en Boca.

Sobre esta nueva medida, Fabio Grementieri, especialista en restauración, es es-céptico: “Ahora viene una empresa nue-va que cree que con el managment o ad-ministración de costos y tiempos va a solucionar el tema de fondo: que no tiene ninguna experiencia en restauración y conservación de monumentos históricos”.

De atrasos e incumplimientos

En julio del presente año se dieron a conocer los resultados de una investigación a cargo de la Auditoría General de la ciudad de Buenos Aires. Allí se cotejó lo presupuestado y ejecutado en 2005, 2006 y 2007 -el período premacrista- con relación con las obras de refacción del teatro Colón.

Los datos publicados dieron cuenta de una delicada situación, con problemáticas graves, como subejecución, atrasos, serias deficiencias en las obras realiza-das y puntos oscuros en la administración.

Cabe destacar que durante estos períodos las obras fueron ejecutadas bajo la administración del llamado Master Plan, a su vez a cargo de la dirección general de Arquitectura del ministerio de Cultura (ex dirección general de Infraestructura). Con la sanción del decreto Nº 157/GCBA/08, de fecha 27/02/08, se trasladó la competencia concerniente al diseño, implementación, ejecución, control y fiscalización de las obras del teatro Colón a la dirección general de Obras de Arquitectura del ministerio de Desarrollo Urbano.

En lo que respecta a la subejecución, la Auditoría porteña afirma que alcanzó en 2005 el 65,96%; 11,17% en 2006 y 3,30% en 2007, sobre presupuestos sancionados del orden de los 4,7 millones, 10,3 millones y 26,2 millones de pesos, respectivamente.

En cuanto a los retrasos, el informe expresó: “Se verificó que el 100% de las siete obras analizadas como muestra técnica-legal, presentan atrasos respecto del tiempo planificado”. Tres de esas siete obras presentan demoras promedio de 600 días; las restantes promedian los 532 días de atraso.

El informe destacó, además, que sólo en dos casos se constató que se hubieran aplicado multas por estas demoras. Las causas de éstas están relacionadas con la redeterminación de los precios, más precisamente por la falta de mecanismos y de definición de circuitos administrativos que faciliten su aprobación.

Los trabajos, además de ser cuestionados por sus demoras y costos, también son criticados por su pobre factura. El informe de la Auditoría da cuenta de perfiles oxidados en las cubiertas planas, manchas de humedad y filtraciones.
Algunos de los trabajos mal realizados representan riesgos para la seguridad de los concurrentes a la sala.

Diversos pedidos para que se auditen los años de la gestión de Macri a cargo de la obra vienen cayendo en saco roto, y hay advertencias de que no se está informando en qué se gasta el dinero.

Restauración, reestructuración, refuncionalización

El proyecto que Macri está llevando a cabo para el Colón es objeto de controversias por lo que se pretende hacer de este magnífico teatro: el proyecto original, que era una puesta en valor, fue mo-dificado y se planeó una refuncionalización de muchas de sus áreas. José Piazza, delegado de ATE, así lo confirma: “El criterio es hacer un teatro shopping, un multipropósito”.

El criterio que siguen las obras es el que acompaña a toda la gestión de Macri. La idea de un teatro multipropósito, con locales de venta de souvenirs y confitería apunta, junto a la posibilidad de alquilar el Colón para distintos eventos, la posibilidad de que genere ingresos que ayuden a paliar los gastos que implica anualmente al gobierno porteño.

“Los espacios históricos decorados, como el salón Dorado y el foyer, se utilizan para presentaciones y fiestas, lo mismo sucede con los espacios más funcionales, como subsuelos, que se comercializan como si fueran salones de ensayo o cualquier otra actividad relacionadas a la música, la danza, pero no para que estén los equipos y el staff original y prestigioso del Colón”, afirma Fabio Grementieri.

El espacio físico que requieren estos emprendimientos se obtienen en desmedro de talleres donde tradicionalmente el teatro produce su propia escenografía, vestuario y todo lo que hace a la puesta en escena de una obra.

Con estos espacios clausurados -hasta el 60% de su superficie-, el teatro deberá tercerizar servicios cuya contratación encarecerá los costos de los espectáculos que allí se brinden.

Fabio Grementieri concluye que no es cuestión de refuncionalizar. “Cuando se tiene un edificio tan valioso, por todos sus componentes, hay que hacer un proyecto de conservación integral y un pro-yecto de adecuación tecnológica y funcional. Pero no se puede destripar la gallina de los huevos de oro”, afirma.

Sobreprecios y empresas cercanas al grupo Macri dibujan el actual escena-rio de la reforma del Colón. Sumada,
la preocupación por la posible pérdida de las cualidades de esta joya arquitectónica y acústica internacional. Qué pasará cuando se abra el telón.

¿Multiespacio o vale todo?

Sobre el tema de la refuncionalización y la transformación del teatro en un multiespacio de alquiler, ya pesan algunos antecedentes.

En 2008, la marca de zapatillas Converse presentó un modelo exclusivo en las instalaciones del Centro de Experimentación del teatro, recientemente remodelado a nuevo. El evento contó con la presencia del baterista de la banda neoyorkina The Ramones -que interpretó algunos de sus éxitos- y la conducción de la modelo Dolores Barreiro.

La crónica periodística de ese día señala que “a nadie le interesó si algunas versiones estuvieron más logradas que otras; al contrario, con los primeros acordes del ocasional cuarteto se armó un pogo”. Incluso fueron utilizados en escena objetos históricos, como trajes a los que “se intervino” poniéndoles zapatillas de la marca.

La realización del evento motivó las airadas protestas de algunos trabajadores del Colón.

En tanto, funcionarios del teatro explicaron que eventos como el de Converse ayudan a mantener funcionando al Colón en una temporada en la que casi no entró dinero.

Empresas y funcionarios

Desafío Económico intentó conocer las opiniones de las partes implicadas.

Desde Syasa explican que se participó de una llamado a licitación internacional para el gerenciamiento de las obras y que, a partir de su asignación, la compañía está trabajando con su filosofía: control de calidad, rigor en el estandar de trabajo, fle-xibilidad y adaptación de las soluciones.

“Sabemos que el teatro Colón es una obra muy especial, y en ella ponemos nuestra extensa experiencia nacional e internacional”, explican.

Asimismo, desmienten cualquier vinculación entre su titular, Rodolfo Seminario, y Mauricio Macri.

“Seminario es un ingeniero con más de 40 años de trayectoria. En 1995 fundó Syasa y se convirtió en un pionero del gerenciamiento de construcciones”, remarcan.

Desde Riva SA se comprometiron a responder sobre el tema. Con las dos restantes empresas Desafío no logró comunicarse. En el caso de San José, se llamó a varios números telefónicos, todos ellos fuera de servicio. Tampoco obtuvo ningún tipo de respuesta por parte de los funcionarios porteños mencionados.

"Los profesionales a cargo del proyecto y de la dirección no saben nada"

Fabio Grementieri, destacado arquitecto de la UBA, especialista premiado internacionalmente por su labor en conservación y restauración de patrimonios, afirma que el problema principal está en la dirección y en la falta de controles. “La Comisión Nacional de Museos y de Monumentos
y Lugares Históricos ha avalado todo lo que se ha hecho mal en el teatro Colón. Quisiera destacar el lamentable rol, la falta de funcionamiento y la desidia, en fin, la mala praxis de
funcionarios y organismos públicos”, dice, y agrega que “para colmo de males desdeñaron la ayuda de gente de la Argentina y el exterior.
El Instituto Centrale del Restauro, de Roma, se ofrecía todo el tiempo para colaborar y ayudar, todos los intentos fueron rechazados por soberbia y negligencia”.
Esta desorganización ha redundado en lo que finalmente se demostró. Grementieri explica: “Más allá de los sobrecostos que pueda haber, oficiales o extraoficiales, lo que ha pesado es que los profesionales a cargo del proyecto y la dirección no saben del tema. Por eso han demorado y gastado tanto: no tienen idea y los pliegos dicen cualquier cosa; después vienen las empresas y manipulan todo a su gusto y conveniencia”.
Cuestionadas desde el inicio, las empresas que obtuvieron las más jugo-sas licitaciones del teatro tienen escasa o nula experiencia en restauración de monumentos históricos. Según el arquietecto Grementieri, estas firmas “van acompañadas de subcontratistas que, en algunos casos, tienen idoneidad o experiencia en restauración de edificios y especialidades, pero quien tiene que coordinar todo y tener todo claro es la cabeza, el equipo técnico que dirige y los que hacen los pliegos”.
Grementieri alerta que algunas de estas falencias ya están a la vista: “Están apareciendo en los exteriores sectores de distintos colores. Vamos a ver qué pasa con el tema sagrado de la acústica de la sala, cuando vuelvan a vestirla, porque han sacado todo y han hecho enormes agujeros en las paredes, no para pequeñas cañerías, sino para grandes vías de escape”.

Responsabilidades políticas vacantes

A los pocos meses de haber asumido como jefe de Gobierno, Mauricio Macri realizó una conferencia de prensa para anunciar el proceso que finalmente concluyó con la disolución de Master Plan, la institución de la UPE y la nueva ley de Autarquía del teatro. En declaraciones allí realizadas se refirió a la ineficiente tarea del Master Plan. “Recibimos el teatro en condiciones precarias, me animaría a decir que las peores de su historia”, dijo entonces. Allí mismo, el jefe del Ejecutivo porteño agregó que no impulsaría investigaciones para establecer responsabilidades: “No vamos a perder tiempo en tribunales, salvo que sea algo demasiado grosero”. Borrón y cuenta nueva.
Tiempo después, el ministro de Desarrollo Urbano, Marcelo Chaín, tuvo expresiones similares. En una conversación denostó a todo el personal de Master Plan; dijo que era “una corporación de inútiles, que querían información para echarlos”, afirma Máximo Parpagnoli, delegado de ATE, en declaraciones a Desafío. “Lo paradójico es que luego recontrató prácticamente al 100% de la planta, que son quienes llevan a cabo la parte profesional de la obra”, agrega.
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